Gibbet Hill, el cuento perdido de Bram Stoker, traducido al español por primera vez
La historia del descubrimiento de Gibbet Hill
Imagina que eres el jefe de farmacia del Hospital Rotunda de Dublín y, aprovechando que estás de baja por un tema de audición, das rienda suelta a tu vena de historiador aficionado y pasas horas y horas rebuscando en el archivo de la Biblioteca Nacional de Irlanda. Y así, mirando entre papelajos amarillentos, es como te encuentras con algo que absolutamente ningún ser humano vivo había leído: un relato perdido de Bram Stoker publicado en 1890.
Bien, pues esto es precisamente lo que le pasó al irlandés Brian Cleary.
Y es que resulta que en la Biblioteca Nacional de Irlanda tienen cerca de doce millones de documentos, y aunque cuando yo te digo «doce millones» a ti probablemente el número no te dice nada (es lo que pasa cuando se habla de números tan grandes, que a uno le invade la indiferencia ante lo que no es capaz de ponderar), lo cierto es que son tantísimos que miles de ellos están aún sin catalogar.
Es por esto por lo que muchos historiadores, documentalistas, escritores, estudiantes y aficionados a las cosas viejas se dedican a rebuscar en los archivos para ir desbrozando toda esa información, o para documentar una época histórica en concreto, ambientar una novela, hacer trabajos universitarios o, como en el caso de nuestro querido Brian, por pura afición.
Fue leyendo ediciones antiguas de periódicos (primero empezó mirando los de su año de nacimiento y luego los que pudieran estar relacionados con Bram Stoker, porque el hombre es un gran aficionado al escritor) como se fijó en un anuncio de 1891 en el Dublin Daily Express. El anuncio hablaba del suplemento especial que el periódico había publicado en diciembre, y se añadía un índice de los contenidos, entre los que destacaba el título Gibbet Hill, seguido de un «por Bram Stoker».
Eso condujo a Cleary a dicho suplemento, que se había impreso unas semanas antes, el 17 de diciembre de 1890, y que, efectivamente, contenía un relato titulado Gibbet Hill entre sus páginas. Con las palpitaciones propias de quien empieza a sospechar que acaba descubrir algo importante, Cleary lo leyó y se dio cuenta de que no le sonaba de nada; sin embargo, antes de ponerse a dar saltos para celebrarlo (era consciente de que él, si bien gran aficionado, no se trataba del mayor experto en la materia), decidió acudir a un listado de toda la literatura conocida del autor y… ¡sorpresa!, ahí no está.
Pensando ya que acababa de ganar una suerte de lotería literaria, pidió hablar con la directora de la biblioteca, la Dra. Audrey Whitty, para ver si en efecto el relato era inédito. En concreto le dijo: « He encontrado algo extraordinario en vuestros archivos de periódicos; no os lo vais a creer». Los dos bucearon en todo lo conocido de Stoker y nada: el título Gibbet Hill no apareció por ningún lado.
Y para ser aún más rigurosos (no vaya a ser que metieran la pata), contactaron con el biógrafo de Stoker, Paul Murray, que hizo sus pesquisas y certificó que en efecto Cleary era la primera persona de este siglo en leer Gibbet Hill, ya que el cuento llevaba exactamente 134 años perdido.
Tras eso, vino el vendaval mediático, y Dublín, la ciudad natal de Stoker, se volvió loca con este descubrimiento: todo el mundo quería leerlo. Fue entonces cuando a Brian se le ocurrió un gran idea: publicarlo a través de la Fundación Rotunda (el hospital donde él trabaja) con ilustraciones del artista irlandés Paul McKinley, y recaudar los beneficios para la Fundación Charlotte Stoker (Charlotte Stoker era escritora y activista, además de la madre de Bram Stoker).
En el momento de escribir estas líneas el libro con el relato ya se ha publicado y presentado en el Festival de Bram Stoker 2024, que se celebra todos los años a finales de octubre en Dublín. Lo hacen coincidir con el Samhain irlandés, lo que luego los estadounidenses transformaron en el archiconocido Halloween. Por supuesto, Gibbet Hill se ha convertido en la estrella del festival.
¿De qué trata Gibbet Hill?
Pero… ¿de qué va el cuento? ¿Tiene algo que ver con Drácula, como dicen algunos medios? ¿O es efectivamente (y como dicen) la historia de un marinero que muere asesinado? Pues mira, no, en eso están metiendo la pata un periódico tras otro (víctimas del «teléfono escacharrado digital» [y también de no haberlo leído, claro]), porque ni tiene nada de Drácula ni va de un marinero asesinado: el texto habla de un hombre (el narrador, pues está en primera persona) que viaja a Surrey de vacaciones (en Inglaterra, cerca de Londres) y en su camino visita la colina de Gibbet Hill*, un lugar donde se solían realizar ejecuciones públicas («gibbet» en inglés significa «horca»).
*Como dato curioso, el sitio también se menciona en la obra de 1839 Nicholas Nickleby del autor Charles Dickens. Así que nada, ya tienes otra cosa interesante que visitar cuando estés de turisteo.
Cerca de esa colina hay un monumento que conmemora el cruel homicidio de un marinero a manos de tres asesinos (de aquí es de donde viene la confusión de algunos), que luego fueron capturados y colgados en Gibbet Hill a modo de ejemplo y de advertencia para el resto de habitantes. Es en este sitio (que por cierto también existe, es real) donde el protagonista tiene un siniestro encuentro con tres misteriosos niños capaces de hacer cosas espeluznantes… pero de las que no te voy a hablar para no destriparte más.
El relato está envuelto en un ambiente neblinoso, boscoso, pausado y reflexivo (el narrador está inmerso en la placentera contemplación de la naturaleza) que poco a poco va transitando a un tono lúgubre que acrecienta aún más la tensión, y que ya deja entrever el estilo que finalmente utilizaría en Drácula siete años después, y acaba con un golpe de efecto muy del gusto de la época (y del que tampoco te voy a contar nada porque estás a punto de leerlo).
La importancia de Gibbet Hill en la obra de Stoker
Al respecto, Murray, el biógrafo oficial de autor, comenta que «es una historia clásica de Stoker, donde el bien y el mal se enfrentan, y el mal surge de maneras exóticas e inexplicables» y que «…lo que distingue a esta obra de Stoker es su anticipación de temas de “colonización inversa”, donde los invasores provienen de culturas ajenas, una temática que también explora en Drácula». Él sostiene que la historia encaja perfectamente en su teoría sobre la larga evolución de Stoker hacia su clásico de 1897, al ver en Gibbet Hill una pieza clave en ese rompecabezas creativo.
Vamos, que hay que leerlo sí o sí para ver la evolución del autor y entender un poco más el contexto que le llevó a escribir Drácula tal y como lo hizo.
Accede a la traducción completa de Gibbet Hill en español
Y aunque el texto original se ha expuesto donde se encontró, en la Biblioteca Nacional de Irlanda, no tienes que ir tan lejos para leerlo (y menos en inglés), porque nosotros lo hemos traducido al español por primera vez.
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De modo que no solo vas a poder leer el relato secreto de Bram Stoker, sino que además vas a descubrir un montón de libros que van a hacer que se te caiga la baba y corras a hacer hueco en tu ya de por sí abarrotada estantería. Y esto no te lo digo por decir: créeme que lo vas a GO-ZAR (sobre todo si eres un vicioso de los libros).
Ahora, para leer el relato secreto de Bram Stoker, Gibbet Hill, por primera vez en español, solo tienes que hacer una cosa: dejar tu correo aquí abajo.
Y a disfrutar*.
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